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LA SERPIENTE

La reputación de Diana es conocida y temida por todo Waldengifte. Todo el mundo ha escuchado sobre La Serpiente, la chica más mortífera del pueblo. Ella es inevitable; se mueve entre los árboles con la agilidad de una serpiente, y cuando muerde, es a matar.

Hacer enojar a Diana es una sentencia de muerte. Después de todo, es una Sievers. Lleva la ira de su familia en la sangre, la locura, la violencia.

Su nombre, a pesar de lo que muchos quieran creer, no es una exageración. Diana es exactamente lo que todo el mundo dice que es: una serpiente lista para atacar.

UNA SUPERVIVIENTE

Las cosas a las que Diana sobrevivió (las personas a las que sobrevivió) son cicatrices que lleva en la piel con orgullo.

Primero fue su misma madre. Ella la amó (en serio que lo hizo), pero eso no quitó que Diana tuviera que sobrevivir a ella. Trinithät fue una mujer violenta, casi tan mortal como la misma Diana, que no sabía de dulzura.

Luego, fue lo peor: su tío. Él era una pesadilla en carne viva, era sangre y golpes y agonía, eran gritos en la madrugada y la angustia que Diana convirtió en ira, una ira venenosa que cultivó en su interior hasta que fue demasiado para soportarla.

Y al final, su primo. Sobrevivir a Markus fue lo peor, porque con él, era amor despiadado, era un tipo de afecto que estuvo a punto de destruirla, y que acabó convirtiéndola en una superviviente.

LOCURA HEREDITARIA

Diana es la hija de Trinithät.

Las alucinaciones la persiguieron desde pequeña, como sucedió con su madre. Algunas son inofensivas; animales que no están correteando entre los bosques y botellas de cerveza que no bebió. Otras...

Otras, son sangre. Violencia. Otras son personas que no están ahí y susurros en su oído rogando por un poco de muerte.

Incluso sin las alucinaciones, Diana sabe que tiene problemas. Es una bomba de tiempo lista para explotar, todos lo saben, sin importar que la amen o la odien.

Diana Sievers está loca, y eso la hace increíblemente peligrosa.

AMOR DE PRIMOS

Markus lo es todo para Diana.

Su primo la protegió durante años, le dio de comer, le dijo que era importante. Él es la razón por la que Diana sigue viva.

No vamos a mentir, Markus no deja de ser un Sievers, y su amor está cargado de violencia; durante años, la hizo salir a la nieve para que entrenara hasta que los dedos le sangraran y el frío amagara matarla. Luego, la llevaba entre sus brazos a una cama caliente y le acariciaba el cabello hasta que se quedaba dormida.

Era cruel, y la amaba, tanto como ella es cruel también y tanto como ella lo ama a él.

SU ENTRENAMIENTO

Después de verla sobrevivir a duras penas a su tío, su primo decidió que Diana debía aprender a defenderse sola. Entre los Sievers, eso significa una cosa: aprender a matar.

Diana tenía siete años la primera vez que Markus la tomó de la mano y la llevó a lo profundo del bosque. Esa noche, la lanzó al gélido lago y esperó a que Diana saliera por su cuenta. Diana no lo hizo, y Markus esperó tal vez demasiado para saltar y sacarla él mismo.

A la noche siguiente, le vendó las manos y la obligó a golpear un saco de boxeo el doble de pesado que ella hasta que le sangraran los nudillos.

Luego, las armas. Cuchillas y balas, largo y corto alcance, lo que fuera, hasta que Diana aprendió a dar a un pájaro en vuelo en plena tormenta sin esfuerzo. Markus estaba decidido a que nunca nadie podría siquiera pensar en hacerle daño a su prima pequeña sin morir en el intento.