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LA HIJA DE SUS PADRES

Antonella D'razzo es la primera hija de Flaviana Della Rosa y Patrizio D'razzo. Es la mezcla perfecta de ambos; una apasionada de la ciencia y la tecnología como lo era su padre, tan ambiciosa como él, y la dama perfecta que era su madre, enfermizamente obsesiva con la imagen que da al mundo. Ella utiliza una bata de laboratorio por encima de vestidos de satén, lee artículos científicos mientras utiliza la cinta de correr, quiere ser la mujer más poderosa del mundo, y también la más bella.

Incluso muertos, Antonella siente una apremiante necesidad por enorgullecer al par de personas para las que nunca pareció ser suficiente. En especial su madre, a la que acabó pareciéndose mucho más de lo que cabía esperar.

ADORACIÓN

Lo que Antonella suscita no es amor, es adoración.

Esto es algo que su madre le legó: la enseñanza de que es mucho más valioso ser adorada como a una diosa inalcanzable que amada como a una persona normal o temida como una peligrosa.

Antonella no necesita el amor de otro ser humano en su vida, puede prescindir de ello de la misma forma que uno prescinde de los lujos más vulgares, pero no puede prescindir de la adoración. Es como el agua o el viento. Antonella está desesperada de ser vista como algo inalcanzable porque su madre le enseñó que debía serlo, que el mundo debía pensar en ella como algo deseable y perfecto.

DOCTORA D'RAZZO

Antonella heredó de su padre su pasión por la ciencia y su devoción por la empresa familiar: desde muy temprana edad ha demostrado ser una chica brillante con un futuro prometedor.

Si bien no asistió a Santa Adelaida, como el resto de la familia, ni asistió a las mismas universidades, Antonella tuvo una educación ejemplar; profesores ejemplares que viajaron a Aurossa personalmente para guiarla, tanto en la adolescencia como en su juventud temprana, y científicos ilustres que la tutelaron durante años. Dio exámenes por videoconferencia y se graduó sin haber salido apenas de su isla privada y su preciado centro de investigación y se convirtió en la Doctora D'razzo, experta en Bio y Nanotecnología.

LA PIERNA

Todo el mundo conoce la historia sobre cómo Antonella D'razzo perdió la pierna. O, al menos, conocen una versión de la historia.

Les contaré lo mismo que sabe el mundo sobre ella: se dice que Flaviana y Patrizio estaban atravesando un momento duro en su relación, y se dice que las discusiones estallaban en cualquier lugar, como en su Alfa Romeo en medio de una noche tormentosa en una isla privada, con su hija primogénita en el asiento trasero. Se dice que Patrizio perdió el control en medio de la discusión y que su hija hizo a tiempo a lanzarse por la ventanilla. Se dice que el Alfa Romeo cayó por un acantilado, y que la chica, con una pierna sangrante e irremediablemente herida, se quedó al borde del abismo a observar cómo las olas se tragaban a sus padres hasta que dieron con ella, y se dice que la chica, diez años después, inventó su propia pierna biónica para compensar la pérdida. Todo son rumores, algunos verdaderos.

DIAMANTES

Los diamantes son las joyas preferidas de Antonella, y, por una vez, no es porque hayan sido las favoritas de su madre (que no lo eran) o alguna herencia paterna (que tampoco lo eran), sino que, simplemente, le gustan.

Son probablemente lo primero que tuvo propio. Algo hermoso, relacionado con la clase de familia de la que proviene; Antonella es una heredera, es la primogénita de los D'razzo y una mujer que se ha preparado para ser LA hija toda su vida, y por eso es la heredera de los diamantes que sus padres guardaban en una caja fuerte.

Es la heredera hecha para tomar lo que sea necesario y apretarlo dentro de un puño tan duro que lo convertirá en diamante a presión.