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  • Nombres: Anahí // Anarquía

  • Nacimiento: 29 de septiembre de 2009

  • Primera aparición: Alas de keroseno

  • Edad en la primera aparición: 19 años

  • Vino: ninguno


REFUGIO EN LA IRREALIDAD
 

Anahí creció en un barrio pobre y marginal de los suburbios del sur de Claro de Luna. Comenzó su descenso a los catorce años, en medio del desastre; su padre se lesionó, la ya de por sí inestable situación económica familiar se fue al garete y las peleas derivaron en un catastrófico divorcio.

Al principio, era un «inocente» pasatiempo para ella. Diversión, una distracción de las peleas. Luego, a medida que todo iba subiendo de intensidad y su familia se olvidaba de prestarle atención, necesitó más. Siempre más. En algún momento, dejó de ser suficiente.

En algún momento, pasaron cuatro años y Tadeo la encontró en el baño de un antro de mala muerte, inconsciente, cubierta de vómito y suciedad, y decidió que era suficiente. La internó él mismo en rehabilitación, aunque sirviera de nada, porque las drogas la estaban esperando cuando salió.

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MECHERO
 

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Anahí se refugió en el consuelo que halló en las calles; la gente que la conocía de toda la vida. Gente a la que consideraba amigos. En especial, Mercedes (Mecha) Cabrera, su mejor amiga.

Mecha es un auténtico desastre andante de cuna. Fue el mechero para la bomba de tiempo que resultó ser Anahí. Un ancla; si alguna vez Ana quiso salir del círculo vicioso que era su vida, Mecha se aseguró de que no sucediera. Anahí jamás podía dejarla sola en su miseria.

Y Anahí, vulnerable, débil de voluntad, tampoco ha luchado contra ello. Han sido demasiados años de amistad, de jugar y drogarse en la misma esquina del barrio, de tantearse y descubrirse junto a la otra. 


EL HÉROE DE LA INFANCIA
 

Anahí podría haber tenido una gran carencia en lo que era amor paterno y materno, en especial materno, pero tenía algo que nadie le podría quitar a una niña: un hermano mayor.

Tadeo nunca fue el más cariñoso de los hermanos, era áspero, como las lijas que utilizaba cuando se encerraba en el garaje a jugar con la madera, era tosco y desagradable, pero Anahí lo adoraba. Cuando sus padres no estaban, él tenía su forma de estar (involucraba improperios y reniegos, pero Anahí siempre pudo ver a través de la fachada de su hermano), y eso era valioso como oro. Él, aunque dijera que no lo haría, siempre estaría para protegerla, de otros y de sí misma.

Tadeo era inquebrantable. Era duro, feroz. Anahí quería ser como él, quería ser dura también. Quería sobrevivir tempestades como lo hacía él. 

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CÓMICS
 

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Anahí siempre creyó en superhéroes.

 

Los superhéroes no caían. Podían resistir los embates de sus enemigos con entereza, podían sobrevivir al mundo. Los superhéroes, como su hermano, no caían.

 

Hubo un tiempo, cuando todavía amaba el arte, en el que creó su propio cómic; Estrella Violeta, una chica con el superpoder de las ilusiones. Creaba mundos falsos y engañaba las mentes de sus enemigos. Esos comics están archivados debajo de su cama. Tadeo le ha comprado comics en la gasolinera durante años, esperando conseguir algo de ella. Cualquier cosa.

A veces, ocasionalmente, todavía sueña con alguien que pueda salvarla. 

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