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Nombre: Valentino
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Nacimiento: 11 de agosto de 2002
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Primera aparición: Rojo merlot
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Edad en la primera aparición: 19 años
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Vino: rosado
LA ADRENALINA
![pexels-cottonbro-studio-4488643.jpg](https://static.wixstatic.com/media/1515ce_c930fea8152e4d91929d37a6132ee779~mv2.jpg/v1/crop/x_0,y_59,w_640,h_842/fill/w_351,h_462,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/pexels-cottonbro-studio-4488643.jpg)
A Valentino siempre le gustaron los deportes que involucraban velocidad. Atletismo, natación. Sobre todo, los motores.
De pequeño, a Valentino le encantaba subirse a los coches de sus hermanos y pretender que estaba al volante, al frente de alguna carrera internacional. Soñaba que era el campeón del mundo. Su padre le dio el gusto de permitirle el karting, pero no le permitió más que eso.
El asunto es que, cuando alguien le niega algo a Valentino, él lo quiere el doble. Hay algo adictivo en la adrenalina de hacer algo prohibido, en la de sobrepasar los límites de velocidad porque puede hacerlo, en el riesgo de acercarse lo suficiente a la muerte y reírse en su cara. Por eso el Koenigsegg es su favorito, un coche rápido para alguien que vive al límite.
ENTRE DOS FAMILIAS
Valentino es el quinto hijo de Lorenzo, un Pierre puro, leal a sus hermanos, quien tiene la relación más complicada con los D'razzo.
Su aversión por Rafaelle comenzó como una rivalidad infantil que aumentó con los años y cultivó su odio mutuo. Si fueran violentos, tal vez habrían intentado matarse. Por suerte, el verdadero problema radica en la competitividad de ambos.
Su relación con Rosana no era perfecta tampoco, aunque fuera la mejor. En el internado de Santa Adelaida, solían compartir clases y pasar mucho tiempo juntos en la sala de música.
Pero, cuando se trata de Antonella, el asunto es otro. Su devoción por ella es profunda, algo que lo hace el hermano más peligroso para el interior de la familia. Ni él está seguro de a qué extremos llegaría por esa chica a la que tiene idealizada desde los diez años.
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ELETTRO
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Lorenzo decidió que Valentino y Alessandro necesitaban algo para hacer, así que los dejó elegir qué hacer. Ambos eligieron llevar el Elettro. Alessandro solo quería contentar a Lorenzo, así que no se involucró más que para poner el rostro de vez en cuando, pero Valentino...
Oh, Valentino dejó su alma en esa discoteca.
Convenció a Markus, a quien acababan de suspender en Waldergifte, de tomar un curso de coctelería y se lo llevó a Italia con él a trabajar en el Elettro, al que nombró así en honor a Diana. Convirtió el lugar en un centro de apuestas y en poco tiempo, en el antro más popular entre los jóvenes ricos de Lucella.
Es el capricho de Valentino, un lugar perfecto para los secretos.
LAS CHICAS QUE NO PUEDE TENER
Valentino creció en una cuna de oro, tuvo siempre todo lo que quisiera. Chasquea los dedos y tiene un nuevo deportivo, gente que cocina para él, guardias que velan por su seguridad. Tenerlo todo es aburrido para alguien que le gusta lo complicado.
Tal vez por eso se enamoró de Antonella cuando era pequeño; ella era la hija mayor de los D'razzo, la familia enemiga, y era absolutamente inaccesible. En veintitantos años, nadie ha conseguido el corazón de Antonella, y no solo por su reclusión. Es probable que Valentino supiera que ella jamás lo amaría. Seguramente sabe que Diana Sievers también es una chica de nadie.
Valentino tiene un tipo claro; rubias, complicadas, chicas que jamás tendrá completamente, por las que ponerse de rodillas para mendigar migajas.
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VOLAR
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Valentino comenzó a aprender a volar tan pronto como fue expulsado de Santa Adelaida. Los coches le encantaban y navegar tenía un encanto innegable, incluso las motocicletas lo divertían, pero volar era especial. Consiguió su licencia privada de piloto de helicóptero a los diecisiete años tras haberse dedicado ferozmente al estudio como no lo había hecho en Santa Adelaida, y consiguió la de piloto de avión a los veintitrés. Su formación en el internado le dejó una base sólida para sacar sus licencias.
Estaba decidido, y pocas cosas lo detienen si sabe lo que quiere.
A pesar de su libertad de movimiento, suele pilotar para su padre, viajes en los que desde los veintiuno que Diecisiete lo acompaña como su copiloto. Honestamente, hasta le gusta tener un lugar en la familia, aunque no sea un ejecutivo de alto rango como Dante.