Para comprender la raíz de este universo de historias (¿historia?, ¿es una sola historia complicada o es un entramado de muchas historias indisolubles?), es necesario primero explicar el origen del nombre Control mental.

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Por un lado, es sobre la influencia que tienen unos sobre otros, la manipulación que ejercen, el juego permanente de dominación que funciona como un tira y afloja interminable. Es sobre la necesidad de control, y la ilusión de tenerlo que brinda tener a los demás de rodillas.

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Por otro, es sobre el control que personalmente buscan mantener sobre sí mismos y lo difícil que es aferrarse a uno mismo cuando la crueldad busca por todos los medios colarse en las venas. Es controlar lo incontrolable: aquello que funciona dentro de sus propias mentes.

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Pero también es aquello de lo que huyen, sea de forma explícita o no.

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Intentan controlar mentalmente a otros, a sí mismos, o huir de que los controlen. Es desesperación. Miedo. Obsesión. Soledad. 

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Es una historia sobre gente rota que busca por todos los medios ser algo más; ser grandes, ser fuertes, ser inolvidables. Es sobre gente que cree que morirán solos, justo como nacieron. 

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Es sobre el control que le damos a otras personas, incluso cuando no queremos, sobre lo que hay en nuestras cabezas, porque al final eso somos: esa mente que por todos los medios procuramos guardar en secreto, para que nadie pueda romperla. Somos lo que escondemos profundo, bien profundo, y que solo dejamos salir cuando hemos tocado fondo.

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Eso es Control mental.